Mujeres extraordinarias III: Sophie Germain 🙅

Tras una semana sin entrada, volvemos hoy por todo lo alto, hablando de una de las mujeres que más ha contribuido a las matemáticas, y posiblemente de las que menos reconocimiento ha tenido. Su nombre es Sophie Germain, y la primera vez que supe de ella fue gracias a un libro sobre el Último Teorema de Fermat, que reconocía su labor matemática gracias a la cual Andrew Wiles consiguió demostrar este teorema. 

Sophie Germain fue una matemática y física autodidacta que nació en Paris en las últimas décadas del Siglo de las Luces, en el seno de una distinguida familia burguesa. Con 13 años, y en plena revolución francesa en la que su padre fue participante activo, encontró refugio en la lectura, en particular en los libros de física que guardaba la biblioteca de la familia. Comenzó leyendo el tratado de Jean-Baptiste Montucla y quedó impresionada por la leyenda de Arquímedes. Fue en este punto donde decidió dedicarse al estudio de las matemáticas, estudiando los tratados de Bezout y Cousin para continuar después leyendo las obras de Newton y Euler, sin ninguna ayuda y aprendiendo latín de forma autodidacta. Tal era su interés por esta disciplina que su familia, que se oponía a que Sophie estudiase matemáticas, aunque la privaba de luz, calefacción y ropajes para estudiar, ella conseguía hacerlo escondiendo velas y mantas para poder llevar a cabo su actividad de noche.  Su familia decidió, pues, dejarla continuar con su estudio. 

 
Sophie Germain y el sello conmemorativo por el 240 aniversario de su nacimiento.

Con tan sólo 18 años se sumergió en la obra de Lagrange (de forma clandestina pues las mujeres no eran admitidas en las escuelas universitarias) y a finales del curso escolar contactó con él por medio de correspondencia para presentarle sus trabajos e investigaciones, bajo el pseudónimo de Monsieur Le Blanc, como un antiguo alumno suyo. Impresionado, Lagrange pidió conocer personalmente a Sophie y la animó a seguir estudiando.
Posteriormente, con la publicación de Gauss de sus Disquisitiones Aritmethicae, Sophie reorientó su estudio hacia la teoría de números y comenzó a cartearse con él, aunque de forma irregular pues Gauss solo enviaba correspondencias cuando las investigaciones de Sophie le beneficiaban. Gauss terminó conociendo la auténtica identidad de Sophie cuando esta intercedió para salvar su vida tras la conquista de Prusia por Napoleón. El último contacto que tuvieron fue el teorema de que lleva el nombre de Sophie, carta a la que nunca respondió Gauss. Este teorema afirmaba que si la ecuación x5+y5+z5=0 se cumple para algunos números enteros, entonces al menos uno de ellos ha de ser divisible por 5. Este resultado constituye un punto de inflexión en la demostración del último teorema de Fermat, pues a partir de aquí la demostración se dividía en dos demostraciones: cuando algún número era divisible por n y cuando ninguno lo es. Dirichlet y Legendre se encargaron de completar la segunda parte y así tener probado el último teorema de Fermat para n=5. ¿Y en qué consistía la demostración de Sophie? Esencialmente mostraba que la primera parte era cierta para los primos de Germain (los números tal que él mismo y él multiplicado por dos más 1 son primos).

En 1808 Sophie reorienta de nuevo su estudio. Sin correspondencia por parte de Gauss, abandonó la teoría de números y se dedicó al estudio de la física matemática, participando en un concurso de la Academia Francesa de las Ciencias, explicando los fundamentos matemáticos desarrollados por Chladni que describían las vibraciones de las superficies elásticas. Se presentó dos veces a este concurso y consiguió ganar, lo que la permitió asistir a las sesiones de la Academia Francesa de las Ciencias y establecer contacto con grandes matemáticos del momento, entre ellos Fourier, que se convirtió en un gran amigo suyo. En la memoria presentada en el concurso postuló que en un punto de la superficie la fuerza de la elasticidad es proporcional a la suma de las curvaturas principales en dicho punto. Sophie llegó a plantear una ecuación de sexto orden que trató de resolver por medio del método que le introdujo Fourier: las series trigonométricas. Publicó un tercer trabajo (por el que se le concedió el premio extraordinario de la Academia ) en el que ratificaba sus hipótesis y defendía su legitimidad, frente a los ataques de Poisson, quien intentó reescribir la ecuación de Sophie sin éxito. Además, intentó matematizar los conceptos de superficie y deformación en otras 3 obras más con el objetivo de que nadie se apropiase de su trabajo y ningún otro matemático la desprestigiase. En los últimos años de su trayectoria matemática, volvió a reencontrarse con Gaus y su definición de curvatura, al mismo tiempo que ella definió la curvatura media de una superficie como la semisuma de las curvaturas principales. 

La historia de Sophie es una historia de superación y lucha contra una sociedad que no concebía que una mujer se dedicase a la ciencia. Sophie pudo desarrollarse como matemática gracias a la fortuna de su familia, pues nunca se casó y siempre vivió bajo el respaldo de su padre. Tal fue el poco reconocimiento que recibió que su nombre no aparece en la Torre Eiffel, a pesar de que sus estudios sobre la elasticidad fueron cruciales para construir tal obra arquitectónica. A pesar de que (gracias a Gauss) se le concedió a título póstumo el reconocimiento de Doctora Honoris Causa, en su tumba no aparece el título de matemática pues nunca se la reconoció por ello a pesar de sus logros.

Espero que esta entrada te haya gustado y haya podido conocer un poquito más sobre Sophie!!!!!
Nos vemos la semana que viene con nuevos temas. Gracias por leerme!!!!!  😊😃

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